
Todavía escucho a mi corazón, agitado y conmovido por un cortometraje que está emocionando al mundo entero. Me ha tocado la fibra y quiero compartir contigo lo que ha desencadenado en mi interior y cómo nos puede ayudar a cambiar nuestras actitudes respecto a las supuestas discapacidades.
“The Present” es un hermoso corto de animación que ha creado un alemán, Jacob Frey, para poder ayudarnos a todos a reflexionar sobre la belleza de lo sencillo y la genuina aceptación de uno mismo.
En apenas 4 días ha alcanzado más de un millón de visualizaciones y le auguro y deseo muchas más. Lleva ganados más de 50 premios cinematográficos en festivales de todo el mundo. Cuando una obra logra despertar emociones tan bellas no merece otra cosa que el mayor de los éxitos.
Una sencilla historia sobre un perrito supuestamente discapacitado que provoca escalofríos
La mamá del niño protagonista de “The Present” (El Regalo) llega a casa con una caja, pero él no repara en ella porque está absorto jugando a los videojuegos.
«Hace un día maravilloso fuera, abre la ventana para que entre el sol», comenta mientras el niño se aferra al mando de la consola sin despegar la vista del televisor.
«¿Por qué no dejas de jugar y abres el regalo que he traído para ti?».
Sorprendido, el niño abre el paquete y sonríe al descubrir que en su interior hay un perro. Pero algo sucede cuando le observa bien: una de sus patas delanteras está amputada.
Con cara de asco, lo arroja contra el suelo y dice con fastidio: «¿Me está tomando el pelo?».
Unos minutos después, y tras varios intentos fallidos del perro para que el niño lance la pelota, el protagonista parece cambiar de actitud tras observarlo.
El cachorro tiene dificultades de movilidad, se encuentra obstáculos, tropieza, se cae, pero no se rinde. Sigue jugando. Finalmente, el niño coge aire y se levanta del sofá para salir a dar un paseo… ayudándose de unas muletas. A él, como a su nueva mascota, también le han amputado parcialmente la pierna.
Mi manifiesto: Cambiemos nuestras actitudes respecto a la discapacidad
Gracias Jacob por este regalo que nos recuerda que, en realidad, todos tenemos el mejor regalo del mundo mucho más cerca de lo que imaginamos.
Llevo 33 años conviviendo día a día con una discapacidad y admito que me he hartado de que en nuestro mundo las diferencias sean un problema. Me he hartado de que una persona, por tener una diferencia física, por ser de una determinada nacionalidad o por tener más o menos años provoque miedo, rechazo o burla.
Me niego a pasar ni un día más de mi vida sin dar absolutamente todo lo mejor de mí para que el mundo entienda que la diversidad es un tesoro y no algo que temer o despreciar.
Cada uno de nosotros es como una flor, con su aroma, color y textura únicos, todos igualmente hermosos. Eso sí, aunque solos seamos ya bellos como esas flores que empleo como metáfora, sólo juntos podemos llegar a conformar un lustroso jardín.
Seas como seas, tengas las diferencias que tengas, no te olvides nunca de abrir el mayor regalo que te ha dado y te dará jamás la vida: ser tú mismo. Ámate sin condición, ama tu perfecta imperfección y sal ahí fuera a jugar y, por supuesto, a no rendirte nunca.
Efectivamente, hace sol y tenemos mucho que compartir.