Según UNICEF, más del 60% de los niños y niñas en todo el mundo reciben algún tipo de castigo físico. Muchos países están comenzando a luchar contra esta manera de entender la disciplina pero aún es muy habitual escuchar que «un buen cachete a tiempo…» nos ayuda a prevenir muchos problemas.
¿Qué hay de cierto en esta creencia popular? Un meta-estudio publicado en el Journal of Family Psychology nos ayuda a aclarar esta cuestión. En este exhaustivo análisis científico se recogen las evidencias de 75 informes y se analizan los datos de una muestra de más de 160.000 menores.
Las conclusiones son claras. Quizá no sepamos con exactitud cuál es el alcance del impacto pero sí se ha comprobado que, en cualquier caso, se dan una serie de consecuencias muy diferentes a las esperadas bajo la filosofía del «cachete educativo». ¡Atención a las siguientes consecuencias negativas que se han encontrado tras la aplicación de la famosa bofetada en el culo o en las extremidades de los niños y niñas!
- Mayor probabilidad de desarrollar conductas desafiantes hacia los progenitores.
- Exhibir comportamientos antisociales.
- Sufrir problemas psicológicos.
- Baja autoestima.
- Desarrollar un carácter introvertido.
- Deterioro de las habilidades cognitivas.
- Mayor riesgo de padecer abuso físico por parte de sus progenitores.
Todo parece indicar que es mejor desarrollar la necesaria disciplina con otras estrategias educativas. Si quieres saber más te invitamos a leer este artículo publicado en El País.